El triunfo de Big little lies y The handmaid’s tale prueba que las mejores series están protagonizadas por mujeres
Big little lies, The handmaid’s tale y Veep, grandes triunfadoras de la noche
Los asistentes de los premios
Emmy podían dar las gracias que Juego de tronos no competía. Esta
era una de las primeras frases de la noche junto con una mención al
culo de Jon Nieve. Pero nadie necesitaba pensar en las disputas de los
Siete Reinos por una simple razón: no faltaba calidad. Y esta edición
los premios más importantes de la televisión estadounidense tenía una
constante: los mejores relatos eran aquellos protagonizados por mujeres.
Así lo demostraron las victorias de Veep, Big little lies, The handmaid’s tale y San Junipero, todas con mujeres como protagonistas absolutas (puedes ver la lista de ganadores aquí).
La adaptación de El cuento de la criada de Margaret Atwood no partía
como favorita. Pero la distopía sobre unos Estados Unidos sometidos a una dictadura ultra-conservadora,
una mezcla entre la cultura Hamish, el Estado Islámico y el
cristianismo evangélico, donde las mujeres no eran más que esclavas,
resulta que había fascinado los votantes.
Los fenómenos de público de Stranger things y This is us no pudieron
con esta historia dura y cercana: Se llevó el premio a la mejor
dirección para Reed Morano, Elisabeth Moss como actriz drama, una emocionadísima Ann Dowd
como actriz secundaria, mejor guion para el creador Bruce Miller y
finalmente mejor drama. “Tenemos muchas cosas por las que luchar”, dijo
Miller al recoger el premio gordo, siendo combativo por el clima
político actual que vive el país pero sin mencionar el nombre de Donald
Trump.
Pero la sorpresa era ver que las historias de mujeres centraban la
noche. Big little lies de HBO barría en las categorías de serie
limitada, más esperada de lo habitual por el nivel de las actrices
implicadas. Competían Nicole Kidman y Reese Witherspoon contra Susan Sarandon y Jessica Lange por Feud. Kidman se hizo con el premio a la mejor actriz principal, Laura Dern como secundaria, Jean-Marc Vallée como director, Alexander Skarsgard como secundario y Big little lies como serie limitada.
Kidman tuvo uno de los discursos más interesantes de la noche al
denunciar que la sociedad no reconoce lo suficiente los malos tratos
existentes en el hogar y que su papel de Celeste,
una adinerada mujer aterrorizada por su propio marido. “Es una
enfermedad complicada e insidiosa, pero existe mucho más de lo que nos
permitimos reconocer. Está llena de vergüenza y secretos, y al
reconocerme con este premio, se enfoca esta problemática, así que
gracias”.
A continuación, Witherspoon y Kidman reivindicaron la falta de papeles femeninos potentes para las mujeres en el cine cuando
subieron a por el premio a la mejor serie limitada. Reconocieron que se
hicieron amigas porque se sentían frustradas por la discriminación en
Hollywood y así fue como decidieron producirse su propio vehículo como
productoras de Big little lies.
Nicole Kidman y Reese Witherspoon, hartas de no recibir buenos papeles, decidieron producirse su propia serie
Y, mientras la preciosa historia lésbica de San Junipero se
hizo con el Emmy al mejor guion para Charlie Brooker y mejor película
para televisión, Veep repitió como mejor comedia como también lo hizo
Julia Louis Dreyfus como mejor actriz de comedia. Con estas victorias, Dreyfus obtiene un total de 11 Emmys:
uno como secundaria por Seinfeld, uno como protagonista por The new
adventures of old Christine, dos como productora de Veep (o sea, mejor
comedia) y otros seis como actriz principal por Veep. La academia de la
televisión quiso confirmar que es un monstruo del género y ya tiene el
récord de personaje más premiado de la historia por delante de la
interpretación de Candice Bergen en Murphy Brown, que obtuvo cinco
premios.
Donald Glover, ganador a la mejor dirección de comedia y actor por Atlanta,
no pudo derrotar la sátira política centrada en Selina Meyer, que
muchos temían que no revalidara el título porque la realidad de la Casa
Blanca había superado la ficción. “Queríamos hacer un impeachment en la próxima temporada pero no nos atrevemos por si la realidad nos atrapa”, bromeó Dreyfus encima del escenario.
Otras anécdotas que consolidan esta óptica de los Emmy en clave femenina son, por ejemplo, que Reed Morano es
la segunda directora en obtener el Emmy por la dirección de una serie
dramática. Hay que remontarse a Mimi Leder en 1995 para encontrar la
otra directora ganadora por un episodio de Urgencias. Y Lena Waithe es
la primera mujer afroamericana en obtener el Emmy al mejor guion de
comedia por Master of none, un premio que comparte con el creador de la serie Aziz Ansari.
El otro tema recurrente fue la presidencia de Donald Trump. El
presentador Stephen Colbert precisamente está en su mejor momento en
Estados Unidos por sus comentarios humorísticos contra el ocupante de la
Casa Blanca y no podían faltar las bromas (hirientes) durante la gala.
Nadie se esperaba, por ejemplo, que Sean Spicer, ex secretario de prensa
de Trump, apareciera sobre el escenario riéndose de si mismo. Pero sí
se esperaba que afectase el destino de ciertas estatuillas (y no
solamente las de The handmaid’s tale, muy política).
El Saturday night live, que está aprovechando muy bien la
capacidad de satirizar la política y reírse del presidente, obtuvo
cuatro premios destacados: mejor dirección, mejor secundario para Alec Baldwin (que parodia y enfurece al mismísimo Donald Trump), secundaria para Kate McKinnon (por
segunda edición consecutiva) y mejor programa de sketches. El mítico
productor Lorne Michaels, que creó el SNL en 1975, no recogía este
premio desde 1993.
Este rechazo al liderazo de Trump también se pudo percibir en las
victorias de John Oliver, otro de los presentadores más críticos, que se
llevó el Emmy al mejor programa de variedades por Last week tonight de
HBO y también al mejor equipo de guionistas.
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