lunes, 21 de noviembre de 2016

CUENTANOS

Hoy es lunes 18 de julio de 2011. Nos preparamos para viajar a la ciudad de Dalian y luego a Beijing. Toda esta semana va a ser de paseo para todo el grupo, nos pidieron que sólo lleváramos lo indispensable y que recogiéramos todo lo que tuviéramos en el cuarto porque debíamos desocuparlo.
Mi maleta grande se quedó en Xiamen y sólo viajé con la pequeña. Había arreglado una ropa bastante fresca, pero Estela una de las coordinadoras del curso me dijo que llevara “mangas largas” porque el clima era mucho más frío que en Xiamen.
En la tarde estábamos camino al aeropuerto, era bastante cómico la forma como los organizadores del seminario nos contaban a cada rato para que no faltáramos ninguno. Los pasaportes no los entregaban en el aeropuerto junto con el Boarding Pass, para hacer el check in.
Sólo por casualidad me tocó compartir el asiento con Kakha, el chico de Georgia que me gustó desde que lo vi la primera vez. Sin embargo, cuando abordo el avión, Fidaa (de Palestina) estaba sentada en mi puesto y me dijo que ella no podía separarse de Rafik (Túnez) y de Kakha y que yo me sentara en su asiento. En realidad yo no iba a pelear por un puesto, así que no le hice caso y sencillamente me fui a sentar y para mi grata sorpresa me tocó al lado de José el uruguayo, así que pude hablar bastante durante el viaje.
Al llegar a Dalian, Kakha me esperó para salir juntos del avión, cargó mi maleta y pasó el resto del día conmigo. Sin embargo a Fidaa eso empezó a molestarle y comenzó a mirarme de una forma muy extraña, pero yo no le hice caso.
La primera noche en Dalian fuimos a cenar a un restaurant donde nos habían preparado una “barbacoa”. Dios, estos chinos… la única carne que según yo, me dieron fue corazón, hígado y vísceras. Más adelante les contaré que yo estaba equivocada y no era corazón lo que probé, pero lo contaré a su debido momento, tal y como sucedieron las cosas, por ahora no nos adelantemos. Yo pensaba “estos chinos me están jodiendo” y terminé comiendo unas cotufas que encontré en el Buffet cerca de las bebidas. Luego nos fuimos al hotel a descansar hasta el día siguiente.
Kakha, Ismail y Rafik salieron esa noche a rumbear por Dalian, fueron a un bar donde Rafik consiguió que le dieran descuentos en los tragos por ser extranjeros. Supe que ellos habían salido porque Kakha me llamó antes de irse para avisarme que iban a salir y luego me volvió a llamar como a las 5 de la mañana para decirme que ya habían llegado. Estas llamadas me parecieron algo extrañas: “¿Por qué me llamará?” era lo que pensaba, pero no podía evitar sonreír mientras pensaba en ello.
El martes, fuimos a conocer una fábrica de acuicultura, tardamos 2 horas para llegar hasta allá y queda dentro de la misma ciudad, así de grande es Dalian. No me pareció nada del otro mundo, pero estaba bastante bonita la maqueta que nos enseñaron.
Kakha pasó toda la mañana conmigo y de regreso al hotel nos vinimos los dos juntos hablando y oyendo música, resultó que tenemos gustos musicales muy similares. Fidaa estaba molesta y creo que empezaba a odiarme, por la forma como me miraba.
Al llegar al hotel, Fidaa empezó a quejarse de un dolor de estómago y tenía cara de pocos amigos, de hecho no quiso hablar con ninguno de nosotros y se notaba muy molesta conmigo. Cada vez que yo volteaba ella estaba mirándome con muchísima rabia y no lo disimulaba para nada.
En la tarde nos llevaron a un Acuario, fue de verdad un paseo súper lindo y yo disfruté muchísimo viendo de cerca tiburones, belugas, leones marinos. Me encantó el show de los delfines y el de los leones marinos y pasé todo ese día con Kakha, estar con él era una sensación extraña que jamás había sentido, pero muy agradable y bonita.
Del acuario fuimos a comer a KFC (igual de mala la comida como en toda China) y de allí al aeropuerto. También allí estuve compartiendo con Kakha todo ese trayecto y Fidaa seguía con cara de pocos amigos y cuando llegamos a Beijing empezó a llorar como una loca y se abrazaba de José para que él la consolara.
Esta mujer no está bien – le dije a José cuando ella lo soltó – Está loca la turca – me dijo José en su tono jodedor de siempre – yo siempre tengo suerte de conseguirme con locas como ella todo el tiempo. Hey mucho cuidado yo no estoy loca. No vos sólo estás un poquito loca gocha, nada más.
Adiós Dalián, Hola Beijing. Se suponía que el primer día que estuviéramos en Beijing íbamos a conocer la Gran Muralla China, pero amaneció lloviendo a cántaros y se cambió la ruta, así que nos fuimos a conocer la Plaza Tian’anmen, según es la plaza más grande del mundo (Rusia y China pelean este asunto). Hay centenares de personas en toda esa plaza y las colas para entrar al Mausoleo de Mao son kilométricas.
Para este momento, Fidaa se puso las pilas y no se separó de Kakha ni un segundo y cada vez que él intentaba acercarse a mí, ella se lo impedía.
De la plaza nos fuimos a conocer la Ciudad Prohibida o Ciudad Perdida, en la que vivían los antiguos emperadores de China. Es un lugar enorme y puedes pasar un día completo allí dentro y aun no terminas de conocerlo todo.
José me explicó que, debido a que las casas eran construidas sólo con madera, afuera colocaban unas gigantescas vasijas llenas de agua, por si acaso hubiera algún incendio, el mismo se pudiera apagar rápidamente y que, en invierno, prendían fuego debajo de ellas para que el agua no se congelara.
Este sin dudas es un lugar bellísimo, allí  me tomé fotos frente al árbol de los enamorados. En realidad se trata de dos árboles que se cruzan y dice la leyenda que eso simboliza la unión del emperador con su esposa, por lo cual al pararte junto a él garantiza que vas a tener una bonita relación en tu vida y un matrimonio feliz. Yo no sé bien si eso es cierto, pero nunca se sabe, hasta el día de hoy sigo sola, pero no pierdo aun las esperanzas.
Fidaa no dejó que kakha se acercara a mí en todo el día, estuvo con él todo el tiempo y si él se venía hacia donde estaba yo, ella lo apartaba. Sin embargo, pasé una mañana muy bonita en compañía de José y de Rafik. Rafik es un chico absolutamente adorable, es de esos chicos geniales a los que adoras desde que le dices “hola” por primera vez. Es musulmán pero no practicante, según él mismo nos confesó, necesitaba un cambio en su vida porque, si en todo Túnez había 10 personas como él, eran demasiadas. Nos comentó que, al venir de un país musulmán, le exigen comportarse de cierta manera y él es un chico con costumbre muy occidentales. Nos comentaba que si él invitaba a sus amigos a fumar y tomar cerveza, lo miraban como loco y pasaban de él de inmediato. También nos decía que, si por error, le tocaba las piernas a una chica, entonces de inmediato debía casarse con ella. Por esta razón, decidió hacer el viaje a China, para alejarse de todo eso y, al terminar este viaje se iría a España a estudiar una maestría. Es ingeniero y habla un español medianamente aceptable. Nos hicimos muy buenos amigos y bromeábamos todo el tiempo.
Allí en Beijing frente al árbol de los enamorados, Rafik y yo hicimos nuestra promesa de amor y nos comprometimos “formalmente” en matrimonio delante de todas las personas que allí estaban (quiénes por cierto, pensaban que todo el asunto era cierto y nos aplaudieron). Digo que nos comprometimos formalmente porque, ya el día anterior, en el aeropuerto de Dalian, habíamos acordado que nuestra luna de miel iba a ser en París. Pero, en la ciudad prohibida prometimos que nos casaríamos al año siguiente en España y mantuvimos la promesa de la luna de miel en París. Lo de Rafik siempre fue en broma, de parte y parte, desde luego.
Después del almuerzo me sentí un poco mal anímicamente porque Fidaa se fue con Kakha a comer a Mcdonald’s. Pueden que no me crean pero, he tenido muy malas experiencias en los temas sentimentales y, por lo general, me gustan chicos a los que yo no les gusto, por lo que termino ilusionada sola como una pendeja. Pero esta era la primera vez que me gustaba un chico y yo no le era indiferente a él y, ella simplemente estaba en medio y no me lo iba a poner fácil.
No voy a mentir, si lloré y bastante, sin embargo, me dije a mí misma: “Hey, estás en Beijing, esto es China, olvida todas estas tonterías y disfruta de tu viaje”. Así que en la tarde, conocimos el stadium donde se llegaron a cabo los juegos olímpicos del 2008 “El nido de ave”. Sólo puedo describirlo con una sola palabra “impresionante”. 
Es un lugar enorme y la estructura es imponente. Lamentablemente no pudimos entrar porque sólo nos dieron 1 hora para recorrer todo el lugar y es un tiempo muy corto para todo lo que hay que ver. Sin embargo, José y yo entramos al lugar donde están las piscinas y allí pude ver la bandera de Venezuela, que alegría poder ver algo de tu país cuando estás tan lejos, me emocioné muchísimo. Luego, me senté al lado de un chino que pintaba los nombres con dibujos preciosos, todo un artista y le mandé a hacer 3 nombres, por supuesto los organizadores estaban sobre mí porque yo les estaba haciendo salir de su estricto horario, pero yo sólo pensaba: Jodánse chinos, yo voy a esperar mis dibujos, después de todo de aquí nos vamos a encerrar en el hotel, entonces no me apuren.
Ese día en la tarde pensé en la forma en que Fidaa había apartado a Kakha de mí lado y yo me decía a mí misma: “No puede ser que lo mismo que me pasa en Venezuela se repita en China, ¿por qué siempre hay otra chica que me quita al chico que me gusta? Es injusto.
Si lloré y bastante, a tal punto que Rafik se acercó a mí y me preguntó:
-      Mariana ¿Qué te pasa?
-      No quiero hablar de eso Rafik.
-      Ok, si no quieres hablar respeto tu decisión. Pero no quiero que te sientas mal, así que para animarte te invito a cenar esta noche. Yo quiero comer el famoso pato de Beijing y quiero que tú y José me acompañen.
-      Esta bien ¿a qué hora nos vemos?
-      A las 7:30 pm en el lobby.
-      Perfecto allí nos vemos.
Kakha me veía y se acercó hasta mí:
-      ¿Estás bien? – me preguntó –
-      No es nada Kakha estoy bien.
-      ¿Segura?
-      Si, no te preocupes.
Él no pudo decir nada más porque enseguida Fidaa apareció y le dijo algo y se lo llevó.
Esa noche, antes de salir con José y Rafik, Fidaa subió hasta mi cuarto y me dijo que necesitaba hablar conmigo. Comenzó a contarme los problemas que tenía con su novio en Palestina, lloró, se reía, me abrazaba, volvía a llorar, me decía que yo era como su hermanita y al final me preguntó si yo estaba molesta con ella.
-      No Fidaa ¿por qué habría de estar molesta contigo?
-      Porque hoy pasé todo el día con Kakha – me dijo – si a ti te gusta él quédatelo a mi no me importa yo sólo lo veo como un hermanito y nada más quédatelo.
-      Tranquila, yo no estoy molesta y mejor dejamos así lo de Kakha.
-      Es que no te parece que él es lindo, pero yo te lo dejo, tú eres como mi hermanita y si tu lo quieres te lo dejo.
“Dios mío esta mujer está loca, por favor Dios quítamela de encima y has que se vaya” Al final, Dios escuchó mis súplicas porque Rafik me llamó para decirme que me estaban esperando para irnos a cenar.
Antes de salir, Rafik había preguntado cuál era el mejor restaurante para comer el famoso pato de Bijing. Le explicaron la dirección y el nombre del restaurante, pero en inglés. Los taxistas en China no hablan inglés y a nosotros tampoco nos salía nada bien el mandarín. Así que, desde luego, el taxista nos dejó en el restaurante equivocado y tardamos casi una hora en encontrar el restaurante que nos habían recomendado en el hotel. Al llegar al nos dijeran que ya habían vendido todo el pato y que si queríamos podían prepararnos cualquier otra comida, a lo cual Rafik respondió: Si no es pato, no como.
Nos levantamos y nos fuimos al hotel y esa noche terminamos comiendo en Mcdonald’s, no pude evitar pensar que así será de mala la comida en China que los Nuggets de Mcdonald’s me supieron a gloria.
Otra vez llueve en Beijing, ya ni modo es hoy el día para conocer la Gran Muralla China esté lloviendo o no. Por supuesto nos piden que seamos cuidadosos puesto que hay que subir muchos escalones y los mismos son resbaladizos con el agua. Hay que recorrer como hora y media para llegar hasta la Muralla China, y al llegar allí pensé “Dios mío, no puedo creer que esté aquí” Lo único que hacía era mirar hacia ese lugar que tantas veces he visto por televisión, en libros, revistas, internet, pero esta vez estaba en vivo frente a mis ojos. Creo que fue en ese momento que me di cuenta que de verdad estaba en China.
La Gran Muralla China es un lugar IMPRESIONANTE, te deslumbras con sólo mirarla y te hace sentir tan pequeño cuando estás frente a ella. Pero subir esas escaleras es matador. Todos los escalones son de distintos tamaños y debido a la gran cantidad de personas que allí van, a veces debes esperar un rato para continuar subiendo.
Para mí lo aterrador fue cuando me di vuelta y caí en cuenta de la altura a la que estaba. Sentí un vértigo tremendo y quería bajar los escalones agachada, de hecho bajé como una viejita agarradita de la baranda. Pero la experiencia fue inolvidable y allá arriba le dejé una carta que le escribí al gran arquitecto del universo dándole las gracias por este regalo tan maravilloso que me había dado.
No hay palabras que puedan describir lo que se siente cuando conoces La Gran Muralla China, en ese lugar me sentí tan cerca del cielo que sólo me provocó rezar. No dije un padrenuestro, ni ave maría, sólo hablé con Dios a mi manera, desde el fondo de mi corazón. Lloré un poco agradeciendo la gran oportunidad que me había dado en mi vida. Me sentí un ser especial por haber podido conocer esa maravilla y estar allí, tocarla, sentirla.
Oficialmente Fidaa y Kakha están juntos, ella no lo deja ni a sol ni a sombra y no le permite que se acerque a mí. En la tarde, nos llevaron al Silk Market, es un edificio inmenso donde encuentras cualquier cosa que estés buscando, desde baratijas, hasta imitaciones que parecen originales. Mis compañeros de compra eran Rafik y José, pero se me perdieron en ese lugar tan grande, por lo que tuve que hacer mis compras yo sola. En China absolutamente nada tiene precio, tú les preguntas cuánto cuesta algo y te dicen cuánto ofreces y, en caso de que te digan un monto, tú te haces el ofendido y dices que no y ofreces un monto menor. La idea es que ofrezcas el 10% del precio que ellos te digan o, que desde luego ofrezcas lo mínimo que se te ocurra. Si ellos quieren negociar, se quedaran allí contigo, sino te harán señas para que te vayas.
Esto del regateo no se me da tan mal la verdad, para ser mi primera vez creo que logré buenos precios. Sin embargo, comprar en ese mercado fue algo aterrador porque los vendedores se te lanzan encima y no te dejan ir hasta que les compras algo. Una china me lastimó la muñeca agarrándome para que le comprara una camisa, me pude escapar de ella pero no me gustó para nada que me trataran así. Ya cuando casi terminaba el tiempo que nos habían dado para recorrer el mercado (2 horas) me encontré con Kakha y lo acompañé a comprarse una franela.
-      Oh por Dios, esto es una locura – me decía él – la gente se lanza sobre mí para que les compre.
-      Lo sé a mí también me pasó lo mismo, es aterrador.
-      ¿Compraste muchas cosas?
-      Sólo algunas, pero ya me gasté todo el dinero y aun me quiero comprar otras cosas.
-      Si quieres te doy el dinero, yo no voy a comprar nada más, me dice él.
-      No Kakha está bien no te preocupes, mejor vamos a comprar tu camisa.
-      ¡No! insisto yo te quiero regalar algo.
-      No en serio está bien.
-      Ok entonces escoge una camisa que yo la regateo y te la regalo,
-      Vale, si insistes acepto.
Al salir, Fidaa estaba afuera y me vio con una cara de pocos amigos como si deseara desaparecerme del mapa, por supuesto que inmediatamente apartó a Kakha de mi lado y se puso a enseñarle todas las cosas que compró.
Sinceramente, ya no me importa esa situación, estoy demasiado lejos de casa y lo menos que quiero es pelear con alguien, si ella es feliz con él durante este mes que así sea. Sólo quisiera que dejara de mirarme con esa cara de querer fusilarme, lo cual bien podría hacer, ella es de Palestina, allá están acostumbrados a cargar fusibles y esas cosas. Aunque si vamos a sincerarnos, yo vengo de “tierras malandras” así que la cosa estaría pareja.
Después de todas las aventuras y un vuelo de 3 horas, ya estamos de regreso a Xiamen, volví a la misma habitación que tenía antes de irme. Nos dieron libre el sábado y el domingo.
El sábado en la mañana fuimos de paseo, hacía un calor de los mil demonios, pero fue bien bonito estar fuera del hotel, después de todo Xiamen es una ciudad hermosa. Lo que más me gustó del paseo fue conocer una playa artificial, totalmente hecha por las manos del hombre. Esto es algo inconcebible en Venezuela, ya que nuestras playas son maravillas naturales. Sin embargo, no deja de sorprenderme de todo lo que son capaces de hacer los chinos, me parece que José tiene toda la razón y definitivamente en unos años ellos van a dominar el mundo.
En la tarde del sábado, estuve conectada al msn y sólo me desconecté para comenzar a arreglarme para la fiesta que nos habían organizado. Fue una celebración por el cumpleaños de algunos de los asistentes al seminario, todo estuvo muy bien. Nos divertimos hasta más no poder, los asistentes colocaron música de cada uno de los países de los miembros del grupo (en mi caso pusieron música latina y no el alma llanera, por si acaso). Rafik y yo fuimos el alma de la fiesta, ya que nos hacían círculos para vernos bailar.
En la fiesta casi beso a Abduallah después de que me dijo que yo me parecía a Jennifer Lopéz, porque tenía ese sex appel de mujer latina que me hacía más linda de lo que ya soy. Quien puede resistirse a ese comentario, yo siempre me sentí como un patito feo y el sólo hecho de que me dijeran esas cosas hizo que mi confianza aumentara en un millón por ciento, me sentí como una “diva” no puedo negarlo.
John, uno de los coordinadores del Seminario bailaba de la forma más cómica que he visto en mi vida, pero al menos se nota que es un chico bastante alegre. Rafik, baila todas las canciones que le ponen siempre con el mismo pasito árabe, pero igual disfruta de los momentos. Y es lo que en definitiva importa. Además, se enamoró de mi vestido y no dejó de decirme en toda la noche que estaba bellísima. Kakha baila comiquísimo y sí, el niño logró separarse de la turca y bailó conmigo gran parte de la fiesta. Mientras que José es un fraude, uruguayo tenía que ser – en el mejor sentido de la palabra – pero no bailó nada de salsa, aunque lo intentó, pero es un caso perdido.
Yo creo que me destaqué bailando porque uno de los chicos de Indonesia me pidió que por favor me tomara un tiempo para enseñarle a bailar algo, ya que soy una “great dancer”, y él quiere aprender al menos unos pasos, me parece que voy a cobrar por las lecciones.
Luego nos fuimos a tomar unas cervezas en el local de siempre. El cantante cada vez que me ve me complace con “La camisa negra de Juanes”, pero el pobre no canta nada en español, pero le agradezco el esfuerzo que hace. Esta noche un chino insoportable que estaba borrado con la pea, me dio su número de teléfono y me dijo que se había enamorado de mí a primera vista.
Regresamos al hotel a las 3:30 am, y dormí corrido hasta las 12:30 pm que la mucama me levantó porque iba a limpiar el cuarto. Bajé a almorzar y cuadré con José y Genito (un chico de Mozambique) para ir al cine. A las 5 pm salimos del hotel, como siempre una odisea para conseguir taxi. El tipo nos dio una vuelta sumamente larga, pero José le hizo seña de que nos habíamos dado cuenta de que nos quería sacar más plata de la que era y nos cobró sólo 15 yuanes.
Yo quería ver Harry Potter, pero acá la estrenan el 4 de agosto, así que me quedo con las ganas. José me dijo que, para esa fecha aun estamos en China así que la podemos ir a ver. Ojalá, eso espero, después de todo es el final de la saga y vale la pena verla aunque esté en el otro lado del mundo.
Como no pudimos ir al cine, nos quedamos paseando en la comercial street. Durante el paseo de esa tarde conocí a unos mexicanos que están trabajando acá. Estábamos en un KFC y ellos se me quedaban viendo, y de repente me señala y me dice: “hablas español” y le digo: “claro que sí, soy venezolana”. Por supuesto nos quedamos hablando un rato. Me emocioné mucho al encontrar gente latina en este lugar tan apartado de lo que es mi mundo, ya que, a veces siento que estoy en otro planeta o en un universo paralelo.

No soy muy buena para recordar en qué día de la semana estoy. Al escribir estas líneas mi teléfono dice que ya son las 12 am del día lunes 25 de julio. Sin embargo, mi laptop dice que son las 11:30 am del día domingo 24 de julio del año 2011. Este es un verdadero viaje en el tiempo. Estando en China me he dado cuenta que el tiempo es relativo, que te puedes encontrar con buenas personas y otras más hipócritas y que las mujeres somos todas iguales bien seamos latinas, africanas, asiáticas, europeas, americanas, árabes o de donde sea.


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